viernes, septiembre 29, 2006

La vuelta

Si un extraterrestre nos preguntara a qué nos referimos con la expresión "correr sin gracia" sería sencillo remitirle a la imagen de decenas de humanos corriendo cada día tras el sonido de un metro que llega mientras ellos se preguntan -con la mente tan acelerada como los pies- dónde han metido la tarjeta.

Cuando vuelves de vacaciones te sientes un punto extraterrestre, desterrado, de hecho, de un planeta estival. Sabes qué es correr sin gracia pero lo que no recuerdas es cuándo ni porqué empezó la carrera. Antes de encontrar una respuesta vuelves a estar en ella y un cronómetro imaginario regula tu respiración. Arrastras la chaqueta por la ciudad que te vio nacer, alfabetizarte y producir, no sin alguna que otra angustia, y... "¿cuándo aprenderás, hija, a no barrer el suelo con la ropa?". Al final del recorrido, algunas frases sabias en el recogedor urbano: "yo la ansiedad se la quitaba a ostias".

A ostias apagas el despertador, y empiezas a vivir por no soñar.

Entonces, cambias el título por "La revuelta", y brindas por las tortugas.