domingo, mayo 27, 2007

Mihijatequieromucho,¿meoíste?

La boca de un hombre se asoma a un teléfono para tocar la oreja de su pareja.

Está lejos. Migró.

Los pelos de punta en la lengua anuncian no tener fecha de encuentro.



Oliva ha entendido por fin por qué aceptamos como apéndice algo tan ortopédico como un móvil. Ha sido al escuchar cómo las ondas se llevaban la frase que titula esta entrada.

lunes, mayo 21, 2007

Dedicado a los que ponen música a nuestras vidas sin tener idea de solfeo, dense por aludidos

Cuando todo parece dormido
y la mirada acumula
el peso de la musculatura
aparece una nota
y palpita.

Ha llegado el momento de despertar,
con los ojos cerrados, mejor.

Empieza la danza del sinsentido
que siente cómo
también él
puede ser río.

Y me río y te ríes
y nos cogemos
y te suelto
y ruedas.
Bienvenida sea, Oliva,
la música a tu vida.


Oliva se ha echado hoy su primer baile. Sin más ritmo que el de un cuerpo descompasado que logrará compensarse al final del juego. Como un equilibrista sobre las cuerdas vocales de Edith Piaf. No podría cuantificar su disfrute pero, con esa figura perfectamente elíptica, ha tenido que ser mayor al de cualquiera de nosotros. ¿Cómo no abogar entonces por las curvas?


Hoy el blog cumple dos años!!

domingo, mayo 06, 2007

Ha vuelto



Oliva ha vuelto de sus vacaciones espirituales. Ha vuelto tranquila, superada la euforia que la estaba desquiciando hasta el punto de querer revelarnos su pasado como para envolverse en él y acabar el viaje. Ha vuelto y lo ha hecho dispuesta a disfrutar de su nueva situación, esto es: la que siguió a su segundo nacimiento, el de la lata que la parió a un mundo nuevo.

A pesar de los rumores, no he querido presionarla. Pensé en invitarla a hacer una comunicación en directo con los lectores, con su mesa y su tapete blanco, y un micro a su medida, claro, de estos de corbata, pero me contuve. En Sant Jordi, cuando empezó a estornudar desde el jardín zen, por su alergia a las rosas, a punto estuve de pedirle que volviera: al diario, a nuestras conversaciones,… pero tampoco lo hice. Y, ahora, es ella la que se decide a seguir con nosotros, aquí, convencida; y eso me reconforta.

Los primeros meses pudieron con su capacidad de absorción. “Es apasionante el mundo, también visto desde aquí”, me comenta, “pero digerirlo por un agujero tan pequeño no es fácil”. Se puede decir que fue una víctima prematura del estrés. ¿Por qué prematura? No sé, tal vez porque uno nunca está preparado para verse superado por lo que parecía una tortuga. ¡Eh! Que la liebre soy yo…

Ha vuelto… y lo hace en buena época, se lo he dicho. Podremos visitar más a menudo el mar, conseguirle un bikini, leer juntos –voy a introducirle en la literatura occidental, por el momento-, ir en bici sin que se le congele el cero interior, cenar al aire libre, e incluso crear. Esto último le ha costado un poco de entender pero, una vez lo ha hecho, le ha apasionado. “¡Pensar que de un folio en blanco pueda salir un olivo, o incluso una anchoa!”, ha exclamado con sus ojitos negros.

Estaba tan contento de su vuelta que hasta le he enseñado a usar mi cámara digital, nociones básicas de fotografía, algún concepto como el de capturar el instante. “Es como lo del folio en blanco pero para cazar momentos”, le he explicado. “El medio natural de los momentos es todas partes. Digamos que el mundo está formado por momentos que se solapan y parecen encadenarse sin un fin a la vista, a excepción de que alguien los salve, y la cámara puede servir para eso, pero también la escritura y de ahí, tu diario. A cada existencia la rodean, como si de una aureola se tratara, millones de momentos, y por eso es importante la tuya aquí. Eres una generadora de momentos y, por eso, tienes la posibilidad de guardarlos y mostrarlos o no, para conmover o no, para salvarlos del anonimato -a ellos y a su receptor-, o no y guardar silencio”.

Cuando a Oliva le brilla la piel es que ha llegado a su punto álgido de procesamiento de datos, así que cuando ha empezado a brillarle la piel he decidido callar por hoy. Lo celebramos con un paseo tranquilo por los alrededores de la Catedral, con sus músicos al aire creando quién sabe qué sobre qué folio, pero yo callado. La he visto animada, no comenta nada sobre su pasado, pero se empeña en hacer su primera foto.